Los masones tienen ideales de vida y los llevan a la práctica en lo cotidiano.
Quien desee integrar la Masonería debe ser un defensor de los postulados democráticos y respetuoso de las leyes del país en que se encuentra.
Asimismo debe ser respetuoso con la ideas ajenas, nacidas del libre uso del pensamiento y de la libre expresión de las mismas.
Él sabe que del respeto a los otros nace el compromiso de la difusión de los ideales masónicos allí donde desarrolle sus actividades, profesionales, sociales o familiares.
Estos principios y valores pueden ser aplicados por todo ser humano, indistintamente si pertenece o no a la Masonería.
Debe saber que el perfeccionamiento, de sí mismo, le insumirá mucho tiempo de esfuerzo y estudio. Debe estar dispuesto a dedicarse a ellos en forma individual, pero además, debe dar el tiempo requerido para las actividades grupales masónicas semanales.
Tendrá, como toda institución, que colaborar en el sostenimiento por medio de tributos mensuales y estar dispuesto a brindar apoyo económico y trabajo a las obras filantrópicas que a Orden impulsa colaborando sus miembros con organizaciones sin fines de lucro.
Es en ese sentido que esperamos que integrar la Masonería no sea un elemento de agobio personal ni familiar. Al aceptar debe ser consciente de las obligaciones antes mencionadas.
Una persona de mentalidad abierta, espíritu crítico y que está convencido de la perfectibilidad del hombre, tanto en lo individual como la sociedad en su conjunto.
Con visión positiva, racionalidad y con una espiritualidad ajena a dogmas y supersticiones, busca convertirse en un mejor ciudadano, amigo y familiar.
Pero debe sumar el poseer las cualidades morales, intelectuales y filosóficas que le permitan profundizar en todos los aspectos que abarca la Orden Masónica al pertenecer a ella.